El rector de la Universidad Complutense, José Carrillo, compite con UGT (sentimos no gustarle nada señor De Grado) por ocupar el lugar preferente en el apartado de fobias del director de informativos de Telemadrid.
La última excusa utilizada para atizarle, ha sido la agresión a unos estudiantes de derecho por un grupo antifascista (ampliamente difundida por Telemadrid, cosa que no hace cuando las agresiones son de signo contrario).
El suceso ha sido condenado por José Carrillo. Pero parece que esta condena, no le redime ante los guardianes de la pureza ideológica neocon en Telemadrid. Para ellos Carrillo tiene, además de su pecado original de ser hijo del ex secretario general del PCE Santiago Carrillo, un sinfín de motivos que le incapacitan para ser rector de la Universidad Complutense.
Dicen en Telemadrid, ellos, los culpables de la manipulación informativa más burda y zafia nunca vista en una televisión pública española, que Carrillo es ”sectario”: “Fue llegar al Rectorado e inauguró un monumento homenaje a las Brigadas Internacionales dentro del campus declarado ilegal por el TSJM”.
Y encima Carrillo no oculta su ideología de izquierdas: “Su participación activa en ‘espacio abierto’, un grupo que aboga por la unión de la izquierda es el clímax a muchos años de gestos en pro de los grupos de esta ideología dentro del ámbito universitario”, frase ésta ilustrada por imágenes de un grupo de estudiantes encapuchados.
Pero Carrillo no sólo se junta con Garzón para promover un pacto PSOE-IU. Según Telemadrid “ya era muy permisivo con grupos radicales de izquierda antes de ser rector”. “Las huelgas no se descuentan a quienes las hacen. Salen gratis”, “Gestiona aún peor que su antecesor, el señor Berzosa” (pero no hablamos de la asfixia económica con la que el gobierno del PP de la Comunidad de Madrid castiga a la Complutense) “y tampoco es muy eficaz a la hora de erradicar el botellón dentro de los campus, demasiado ocupado quizás en cerrar capillas o usar la Universidad para derrotar a la derecha”, concluye este informe de más de dos minutos.
Semejante colección de despropósitos desde una televisión pública vuelve a ser, en nuestra opinión, intolerable. Pero este es sólo un ejemplo, uno más, del periodismo partidista y de trinchera que ha desacreditado Telemadrid hasta dejarla en un nivel de audiencias marginales.