Consumada la purga con más de 800 trabajadores del Ente Público Radio Televisión Madrid despedidos por la puerta de atrás, las productoras privadas afines al Partido Popular ya se frotan las manos con el reparto del botín del presupuesto de la Comunidad de Madrid para la cadena pública. Decía esta semana en www.elconfidencial.com Raúl Berdonés, fundador de Secuoya y uno de los aspirantes a pillar un buen trozo de la tarta de Telemadrid que “no buscamos pelotazos” sino “optimizar los recursos”. Secuoya, que cuenta en sus filas como directivo al exportavoz de Aznar y tertuliano habitual de Telemadrid, Miguel Ángel Rodríguez, calcula su margen de rentabilidad en un 12%.
Por supuesto que Berdonés no habla de rentabilidad social, ni de calidad. Es rentabilidad económica. Y para ello claro es fundamental, una vez “pagado el peaje” de los despidos en Telemadrid según expresión de Berdonés, imponer unas condiciones laborales y salariales ridículas para los trabajadores de esas productoras. Como los que ya están en Telemadrid subcontratados por la filial de Telefónica, TSA, cuyos sueldos son incluso inferiores a los 1.000 euros mensuales pese a que Telemadrid ha pagado 540.000 euros por dos meses de “servicios”. Eso sí que es margen de beneficio.
Sobrevolando los despojos de Telemadrid también está “Vértice”, que tiene de Presidente a el exministro del PP Josep Piqué y a directivos como José Herrero de Egaña y López del Hierro, primo de Ignacio López del Hierro, marido de la secretaria general del PP y Presidenta de Castilla la Mancha, María Dolores de Cospedal. Y no nos olvidamos aquí de nuestro viejo conocido Enrique Cerezo cuyas empresas han facturado estos años 250 millones de euros a Telemadrid.
Lo más divertido es que parece que habrá para todos, ya que los planes del PP para Telemadrid pasan por trocearla en lotes – desde los servicios de ENG, a los platós y los medios técnicos- en seis paquetes de entre 600.000 y 8.000.000 de euros. La cuantía total en liza rondará según www.elconfidencial.com los 20 millones de euros de dinero público que no irá precisamente a la sanidad o la educación. Un lamentable mercado persa para lo que fue y debería volver a ser un servicio público audiovisual plural y democrático.